martes, 14 de diciembre de 2021

Y sobra.


  Sabéis que siempre he dicho que toda persona que escribe es porque está un poco rota...


Creo que de todas mis publicaciones hasta día de hoy esta, es la más real y coherente. Aunque me gustan las demás. Es como cuando te preguntan de pequeño algo y va cambiando a medida que vas descubriendo el mundo, percepciones, vivencias, etc. 
Recuerdo que hice un trabajo sobre el amor en el instituto, y mi profesor de historia me contestó que el amor no era una consatante, si no que evolucionaba a medida de la edad y él solo me lo sabía definir hasta sus 34 que tenía entonces, yo por ello creo que nunca he sido capaz de borrar ninguna, borraría una parte de mi, una parte enamorada, una dolida, una inocente, una dramática, y todas ellas llegando a mi, a la de hoy, que no sabría como definir sin encajar a todas las etapas de mi vida con ella.


Este post no va de amor, ni de dolor, ni de eso, hoy quiero hablar de algo que antes no os he hablado porque mis yo pequeñas no se habían dado cuenta igual que mi yo futura le parecerá absurdo esto en unos años todo esto.

Este post va de mi. Así que si esperas algo dramático déjalo. 

Es la primera vez que no os cuento una historia, ni voy a intentar que rimen las palabras ni hacer verso y prosa. No voy a dramatizar una situación ni la voy a convertir en el hundimiento del titanic y ojo, es algo que me encanta, he dedicado tanto tiempo a las vivencias con aspiraciones poéticas dramáticas que jamás me he dado cuenta de mi.

De lo que me apasiona, me duele o me hace sentir viva. He pasado unas etapas en mi vida que me encanta pensar que han sido, en parte, bellas para el alma, solorosas para el corazon y enriquedoras para la mente. 

Ya no soy esa niña que inocentemente hacia muchas cosas y pensaba que su vida era la trilogía del señor de los anillos. Ni la niña cani con el achazo en la cabeza que se hizo una coraza de chica mala en el instituto. Tampoco soy la que cambió el fútbol por tacones y fiesta. Ni tampoco aquella que liaba a cualquier persona del mundo un viernes. Aunque siguen diciéndome que estoy loca y yo sigo pensando que los locos son ellos porque no ven que la vida es para vivirla.


Tampoco soy tan buena como dicen, ni tan mala como te pueden contar, no puedo impartir justicia porque no considero que sea la más adecuada. Tampoco soy esa chica rota que fue rompiendo, ni aquella intensa ciega a la que rompieron.

Si tuviera que decir quien soy no sabría decíroslo con exactitud. Pero hablando de quien soy. He sido la chica de la cual han querido mucho y no lo he sabido ver, a la cual también le han vendido amor y lo ha comprado con los extras y le han destrozado el corazón, la chica de varias noches pero no quedarse a vivir, la chica dura de no te enamores y acabar enamorada hasta las trancas, he sido la chica cómplice, la chica inmoral, la chica rota, y aunque suene duro, la chica polvo, la chica perfecta pero ahora no, la chica que ha jugado y han jugado, y también la chica que tenia oportunidades con gente maravillosa a la que hizo llorar, he jugado con personas sin maldad y también lo han echo conmigo. Pero tambien fui la chica de no querer amor, y la chica que perdio su esencia a cambio de su salud. He sido todas esas personas, y hoy me siento orgullosa.

He sido amiga, hermana, hija, nieta, novia y amante, pero también a veces no he estado a la altura de todo ello, porque ojo, tengo una familia maravillosa, Y unos amigos extraordinarios.
Y a día de hoy, con todo eso os cuento que la coraza se rompió aunque la imagen de chica dura la sigo teniendo. Y ojo, me venía genial pero no vivía. He descubierto que quiza he dado y no he recibido, y también he recibido y no he sabido dar. Pero quiero ser todas ellas. La intensa, la lúcida, la lúdica, la pasota, la niña, la mujer. Todas las que soy. Todas las que pertenecen a mi. Incluso la mala. Todas conmigo.


Porque amigos míos, si habéis llegado hasta este punto de la narración os tengo que desvelar algo, durante años he intentado narrar un amor que pensé verdadero como en las novelas o películas... Ahora os confieso algo, nunca fui la chica de quedarse a vivir y jugársela como yo me la hubiera jugado y me traicione en repetidas ocasiones. Y no. Ya no. Soy yo, la intensa, la viva, la de "coge eso y vámonos" la de viajes, cajas sorpresa, y sentir como si mañana fuera el fin del mundo, la despreocupada si veo sonreír a los que quiero, la niña de la Navidad, la tonta del olor a mar, y solo consiento que me llame princesa mi madre, esa, la que no se calla, y la que soluciona la vida con un ron y se hunde como si no valiera la pena seguir, la cobarde y la valiente.  Y si, soy la que te espabila pero nunca se quedan con ella. ¿Y? ME LA PELA.


Así que, si hay alguien ahí o no. Me da igual, porque quien quiera estar, que este. Con todo lo que soy. Y quien no, ahí tiene la puerta y sin cerrojo. 

¿Sabeis de que me di cuenta?

Mi familia, la de sangre y la que quiera estar. Esos son las unicas personas que merecen toda mi felicidad, amor, respero y lealtad. 

martes, 26 de octubre de 2021

Somos casa. Siempre. Eterno Hogar.

 Hay sonrisas que se te quedan en el alma...

Carcajadas...esbozos de muecas que suenan a nuevas porque no recordabas que alguna vez en algún momento te sentiste así durante toda tu vida.

Y acabas en el mismo sitio que tiene aroma a nuevo pero que ya conociste cuando te tocó, aunque no lo sabías. Y quedan rastros de todo sin haber logrado ser finalmente nada. Pero lo sientes todo. Y lo recuerdas como si fuera hace siglos cuando en realidad hace horas desde que respirabas en los mismos metros cuadrados mientras te acariciaban la espalda.

Qué has echo conmigo. Que estoy bien. Que sigo siendo la misma pero se que muero de ganas de ti. Que siguió mi vida como siguen las cosas que no tienen mucho sentido si no le damos motivos. 

Que sigo mirando a ver si apareces por la ventana, aunque últimamente aquí no sale mucho la luna. O al menos no la veo yo igual de bonita que cuando la vi contigo esa penúltima noche. Perdóname, pero no puedo utilizar palabras que suenen a finales cuando se trata de ti.

De noches hablando, de compartir en días sueltos lo que hay gente que no conoce de mi en años... de soltar. De agarrarte. Y mirarnos y saber que nunca nos íbamos a tachar. Ni a medir. Ni a limitar. Que yo era yo y tu eras tú y a nosotros en cuatro paredes no nos hacía falta nada más que eso. Una risa. Unas palabras. Alguna mirada de esas. Cuatro tonterías. Y a ti a menos de dos centímetros de mí. 

Y si el mundo por algún casual tuviera la idea de hundirse en aquel momento, no me iba a parecer una locura.


Me ha costado comprender por términos lógicos que te quiero. Que te quiero. Porque me importa más tu felicidad que la mía. Porque veo lo que puedes llegar a ser. Y tu no lo veías. Me hablabas a veces perdido y yo me quedaba pensando que si te vieras desde mis ojos entenderías todo lo capaz que eres.  Y aunque suene todo a final. Aunque estas cosas parece que se quedan como cuando te falta el aire...


Hoy te confieso que jamás me sentí más yo que contigo. Que me hacías mejor. Que me diste ganas de vivir. Que me sentí una puta diosa cada noche. Y que no era el sitio. Éramos nosotros. Desde que te vi. Porque hay cosas en la vida que no podemos evitar. Y me encanto que fuéramos caos, que fuéramos a revolucionarnos la vida y a mirar desde otros ojos.

Solo me queda decirte, que da igual donde esté. Porque hogar eres tu. Son las personas a las que necesitamos volver. O mejor dicho, de las que no sabemos irnos. Y tu te quedaste algo mío cuando me despedí de ti esa mañana.

Por eso sabía que a cualquier sitio podía llamar casa si eras tú quien abría la puerta. (ABRÍA, sin H)


Te quiero. Lo leas cuando lo leas.

Te echo de menos. Lo sabes. Y yo también lo sé.

Y me niego a pensar que fue mentira. Porque los ojos no mienten. 

Es absurdo, pero ven, vamos a respirar otra vez.


martes, 17 de agosto de 2021

La luna.

 Hace mucho tiempo que dejé de escribir.

La verdad es que no quiero volver ha hablar de desamor, de historias escritas en pasado, de historias mal contadas de otras bocas retocadas por mis oídos con el afán de hacer sentir vivo a aquellas personas que lo vivían intensamente.

Os hablo hoy del amor en mayúsculas.

Amor...

No podría definir otra cosa como tal, porque lo he sentido. Lo he sentido hasta quemarme. Hasta herirme. Hasta que dolía. Hasta que sanaba. Hasta que curaba. Hasta que rompía. Hasta que me faltaba el aire. He llorado de alegría y de tristeza. He gritado con pasión y desasosiego.

Os hablo del amor que se vuelve droga. Ese amor que se mete en vena. Que es parte de ti. De cada poro de tu existencia. Que te hace sentirte vivo y morir. Y renacer. Ese amor indomable como Romeo y Julieta. Pasional como dos amantes en Verona. Ese amor de telenovela de la antena 3.

He amado como jamás ame. 

He amado hasta sentírme viva.

He amado hasta morir en vida.

He amado hasta la incondicionalidad.

Yo, la que odiaba el amor.

Me enamore de mi intensidad, su intensidad. Del amor, del futbol y de la luna en menos de veinticuatro horas.

He amado hasta que el corazón deje de hacer "pum"

Y que tragicomedia. Y que sensación. Y que mágico.

Tanto, que para contarlo realmente, no encontraría palabras en el diccionario para deciros con claridad lo que es a día de hoy el Amar para mí.

Ya no hay palabras suficientes para deciros lo que es el amor. Ya no existen porque no puedo definir ese sentimiento que se apoderó de cada centímetro de mi piel, alma y corazón. 




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