lunes, 6 de febrero de 2017

micro-cuento.

Que te choques..

Fuerte, de pleno, ¡zas! Diana. Me diste.
Y yo aquí, volviendo al sin vivir de creer que no todo es cuestión de separar conceptos.
Que puedes ser calma y revuelo, sin poder hacer nada para evitar esa tranquilidad que a veces me salva. Que empiezo a pensar que nadie entiende de arte, o que yo voy mal encaminada porque solo sonrío cuando te veo caminar, cuando llegas o cuando te vas, pero siempre llegas, y sea el momento que sea llegas a tiempo, en el momento justo, en mi momento preciso...Y no, que esto no va de vencedores y vencidos, ni de guerras, ni de luchas, ni de un "yo más que tú", porque me tienes aquí, enfrente tuya, desarmada, con todas esas cicatrices, y me da igual, no me importa, me sonríes, acaricias, eres casa y refugio y por un momento puedo llegar a pensar que nada influye y que contigo fluye, y sonrío, vacilo, camino, pero siempre llego a ti.

Ni Roma tuvo tantos caminos para encontrarla, como tú con esa inmensidad de maneras de hacerme reír.

Y no, que va, ni me asusta, todo bajo control, frenando, de pleno, pero tú, no se de donde sales, y alborotas, desenfrenas, activas, y te creces, y crezco, y quiero y sin miedos, meto quinta y todo recto, que me estampo con la piedra o la muralla que tengas en la espalda, que me da igual que estoy feliz, y que ya está.

Que no, que no te vayas, que me voy contigo. Que no pienso huir, que no tengo ganas, que me llenes, que entres, que salgas, a tu libre albedrío.

Que soy más mía desde ti. Que quiero irme más lejos desde ti. Que quiero hacer más cosas desde ti.
Y que todo va a mejor desde ti.


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"Llegará cuando olvides lo que querías."