jueves, 2 de marzo de 2017

- Perdona si te llamo, amor-


Que iluso.
Nadie podrá decir que es feliz cuando escribe. Aún no conozco a nadie que escriba y que esté vivo, o mejor, aún no conozco a nadie que escriba y no este medio muerto.

Pero es que sonríes...Y, para qué nos vamos a engañar, resucitas a cualquiera que quiera morir entre esas palabras, entre ese aire que te recorre los pulmones y roza con tus cuerdas vocales formando esa media sonrisa entre abierta que acaba diciendo cualquier estupidez...Y no hace falta más, no hace falta saber de que color te has levantado hoy, no hace falta saber cuantos habitantes hay en la tierra, no hace falta saber el porque se dedicaron tantas páginas a los Pilares de La Tierra, y no, no me hace falta saber el porqué o por quién acabaste entrando en mi vida, rompiéndolo todo, devorando hasta la última duda, arrasando, quemando, ardiendo, acabando con todo lo que tenía tan jodidamente programado. Y que bien, que jodidamente bien. 

Porque no, no conozco a nadie que escriba y esté vivo, no conozco a nadie que ría y no haya pasado por querer morir y renacer en cualquier otra parte del mundo, y no, no conozco aún a nadie que no haya sufrido, pero también puedo jurar que todas esas personas pedirían pasar un momento en tu espalda solo para saber que el mundo es menos jodido de lo que parece y que hay momentos en la vida en los que te sonríe, te sonríe todo, y te abraza, y no quieres moverte de ese momento, ni de de ese lugar, y te llena, quizá por eso me guste escribir....

Y quizá me puede gustar esto, me gusta ser una ilusa, que escribe con afán de protagonismo aún no diagnosticado. Y sí, me gusta tu sonrisa que me vacila y me incita a ser un poco más feliz un lunes por la mañana, me gusta el café, pero el café casi negro como mi futuro, amargo, caliente, pero siempre en buena compañía, porque quizá sea eso, sea el valorar lo que ahora mismo puedes agarrar para ser feliz.

El beso de tu abuela con esa sonrisa que solo ella sabe poner con su cara llena de arrugas de tanto reírse durante toda su vida.
El abrazo de tu hermano, ese que cuando llegas a casa siempre te recompone a pesar de ser un dia de mierda. Pero que vale como si te hubiera tocado el mismisimo euromillón.

El rozar tus labios jugando ha hacerte feliz, y que sonrías, por lo menos cinco veces al día, en este momento, en todos esos momentos en los que quieras compartir conmigo. 
Y cuando ya no quieras, también.


Porque la felicidad es eso:

"Aprender que la vida no está echa para perder el tiempo, que todo pasa, que todo llega, que todo se calma, y que todo, a fin de cuentas, se limita en cuantas veces sonríes al día, o mejor, en cuantas veces te hacen reír" 

Datos personales

Mi foto
"Llegará cuando olvides lo que querías."