Hola pequeño.
No se si leerás esto, pero me da absolutamente igual si lo ves o no, porque igualmente lo voy a hacer con el mismo cariño que siempre, y con la misma dulzura que tú me trasmites a cada pasito que doy. Hoy es tu veintidós cumpleaños, se dice corto pero bien claro. Hoy 4 de Diciembre, te haces un año más mayor, y yo se que al igual que yo, querrías estar aquí, y yo querría estar donde tú estuvieras, pero tranquilo, esos tirones de orejas, ese abrazo, y todo eso, te lo daré nada más verte en pocas semanas. Hoy quiero que sepas lo que te llevo diciendo desde que tengo memoria. Gracias por estar ahí, en mi vida, cada momento, a mi lado, apegadito a mi cuál abrigo. Tú eres mi abrigo, mi cobijo, tú eres una de las cositas más pequeñas y más grandes que tengo. Y te quiero, te quiero por eso, por lo pequeña que me siento a tu lado y por lo grande que me enseñaste a ser cuando tu no estuvieras. Gracias, una vez más, un año más de estos 18 que tengo. Gracias por enseñarme a escalar un árbol, pese a los rasguños que te pudieras hacer, gracias por enseñarme cuando estuvimos en el pozo, que no estaba sola, que tu estarías siempre conmigo, a mi lado, y que no iba a ser nada. Gracias por esas veces que no necesitabamos más que unas botellas vacias, y madera para creernos el mejor grupo de música de la historia. Por subir montañas que ahora nos dan risa, y por vivir mil cosas en cuatro casas mal puestas que formaban el cantón. Gracias por enseñarme a valorarme, y a valorar todo lo que tengo. Gracias por creer en mi cuando ni yo misma creía. Y gracias por estar en cada recuerdo más feliz de mi vida. Feliz cumpleaños conguito, te quiero.